Los materiales que han sido erosionados y transportados, sedimentan cuando disminuye la fuerza del viento o del agua. En ocasiones, el depósito tiene lugar en zonas hundidas de la litósfera que reciben el nombre de cuencas sedimentarias, allí las partículas sueltas pueden compactarse y cementarse para dar lugar a rocas sedimentarias por un proceso de diagénesis.
Existen dos tipos de sedimentación: la fluvial y la eólica. La primera, el agua erosiona los materiales del meandro, donde fluye con más rapidez y los deposita en la otra parte del meandro. La sedimentación eólica se produce por acción del viento que transporta y deposita arena y otras partículas, especialmente en las zonas áridas y costeras.
Las formaciones más características debido a la sedimentación eólica son las dunas.